Adriana fue despedida de su trabajo, una fábrica de hilos, y a partir de ese momento se vió perdida, sin ilusión. Tenía 33 años, de repente empezó a encontrarse mal, sentía que lo había perdido todo, se puso a pensar y recordó que alguien le habló del Laberinto de la Felicidaad, aunque también recordaba que algunos no volvieron.
Se puso a caminar y se quedó dormida, al despertar comprobó que estaba dentro de un gran laberinto, en sus sueños aparecieron muchas preguntas que tenía en su interior...¿quién soy?, ¿de donde vengo? ¿A dónde voy? ¿Para qué vivo?.
Caminando a través del laberinto conoce a diferentes personajes, y a su lado aprende a encontrar esas respuestas que buscaba, que están dentro de su interior, como es encontrar la felicidad. Le enseñan muchas cosas, de las cuales ella saca sus propias frases y halla sus propias respuestas, a sus miedos y obstáculos.
"La risa disolvente universal de las preocupaciones", "Los sueños y anhelos como combustible espiritual" y "El banco universal del amor".
A mí particularmente me ha gustado mucho este libro y lo recomiendo para que lo lea toda la gente.
Tengo una anécdota que me contó una compañera del Club de Lectura en la cual hacia referencia a alguna de las frases que vienen al final del libro. Contaba que le habían invitado a una boda y ella tuvo la idea de regalar a los novios una de estas frases del libro. No recuerdo cual era exactamente porque hay bastantes. Sólo puedo decir que les emocionó tanto que terminaron llorando.
A mí me gustan todas, pero para no alargarme más me quedo con esta: "Intenta ser siempre feliz porque nunca sabes quién se va a enamorar de tu sonrisa." Recomiendo la lectura de este libro a todas las personas que se sienten bajas de moral porque les vendrá muy bien.
Conchi.
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