- La variedad de sus ecosistemas, donde pudimos disfrutar de la transición del espartal sobre cerros yesíferos, con toda su flora y fauna única y característica, hasta el bosque de ribera, si bien algo deteriorado, de interés por sus carrizales (pertenecientes a la red natura 2000) y por estar el sauce sustituido por tarays.
- Así mismo, se observó la utilización de los recursos naturales en todas sus facetas, desde la vega del tajo, claro ejemplo del tramo productivo de un río, donde apreciamos los contrastes entre el secano de los cerros, frente al regadío y huerta de la vega. En este sentido, las especies animales cinegéticas (conejo, perdiz y liebre principalmente) cobran especial relevancia, no solo por su valor como trofeos, sino por ser el principal escalón de la cadena trófica y verdadero sustento del ecosistema.
- Las cuestionables reforestaciones con Pinus halepensis realizadas al final del siglo pasado sobre el espartal, han dado lugar, con el paso de los años a toda una serie de nuevos visitantes de diverso interés. Así como un paisaje cuya característica principal es la diversidad.
- En los cielos añoveranos son frecuentes las rapaces, Milano negro, Buitre negro, Aguilas perdiceras, Aguilas ratoneras, Buho real, Lechuza, Cernícalo e incluso, más raramente Azor y Buitre leonado. Dan cuenta de la diversidad, a pesar de la antropogeneización del medio.
En definitiva, un paseo donde aprendimos a disfrutar de los escondidos encantos del clima seco mediterráneo. Donde encontramos una flora y fauna únicas, merecedoras de ser conocidas y conservadas, donde pudimos apreciar en su máximo grado la influencia del hombre sobre el medio y la explotación de los recursos naturales.
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