Los límites a la felicidad, en ocasiones, tan sólo existen dentro de nosotros. Ernesto Duque

sábado, 21 de febrero de 2009

SIDDHARTHA


Siddhartha no se sentía satisfecho con las enseñanzas de sus seres mas queridos, por lo que decide hacerse Samana, con las renuncias a los placeres mundanos y las mortificaciones físicas que ello lleva consigo; lo que le permite vivir de una manera mas cercana y armónica con la naturaleza.
El encuentro con Kamala, permite contrastar dos placeres distintos el espiritual y contemplativo de Siddartha y el afectivo de Kamala que a su vez se complementan y despierta en Siddartha la ambición por el dinero y los placeres de la vida y el afecto de Kamala.
Siddhartha, se instala en la vida mundana del culto al cuerpo, bajo las ordenes de Kamaswami, pero a pesar de tener a su disposición todos los placeres culinarios como de servidumbre, la insatisfacción y la alegría corroe su estado de ánimo, hasta tal estado que llega a pensar en el suicidio.
En su pesad umbroso deambular Siddhartha se encuentra con el barquero Vasudeva, con el congenia en su manera de concebir la vida sencilla y disfrutando de la velleza mas primitiva de la naturaleza.
En su relación con Kamala, Siddartha tiene un hijo, que trata de educar, en el razonamiento, la bondad y la paciencia, es decir evitando el castigo físico; su hijo no entendía aquel lenguaje de su padre, que ante la falta de respeto su progenitor respondiera con un gesto de amabilidad.
Pero la experiencia de relación Kamala y Kamaswami, Siddhartha comprendía mejor a los seres que no vivían como el, dignos de estimación y de respeto.
Concluyendo, que si abundaran los Siddharthas, habría menos hambre y menos contaminación ambiental en el mundo y las relaciones en pareja estarían menos condicionadas, por cuestiones, económicas, familiares o religiosas y quizás t
odos seriamos mas felices. Franciso

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