martes, 9 de diciembre de 2008

SUEÑOS EN EL UMBRAL


SUEÑOS EN EL UMBRAL

Fátima Bernissi nos muestra los secretos de la vida enclaustrada y machista llevada a sus máximos extremos.
Las diferencias entre hombres y mujeres es considerable, solo el hombre tenía acceso a escuchar la radio, y por tanto a la información; la mujer perdía la libertad de movimiento, y tenía que compartir el marido con otras ocho mujeres, por el contrario el adulterio estaba severamente castigado, tanto es así, el rey Sahriyar ejecutó a mil esclavas en venganza de la infidelidad de su mujer con un esclavo.
Se pueden considerar dos tipos de harenes: El harén doméstico a partir de 1909, que realidad eran familias ampliadas, con parejas monógamas en los que se mantenía la reclusión de las mujeres; y el harén imperial, es decir, espléndidos palacio llenos de mujeres lujosamente ataviadas y con esclavos a su lado.
Incluso en el siglo IX, había harenes, en que las esclavas eran mujeres cultas capaces de captar la atención del califa con sus conocimientos sobre ciencia, historia, geografía y jurisprudencia.
En el libro resalta que en la cultura árabe se mezclaban negros y blancos en cambio no ocurría así en el mundo norteamericano, del que copiaron los árabes la costumbre de mascar chicle y fumar quizás con la idea de progreso o incluso como acto revolucionario, como ha ocurrido en nuestra cultura occidental, dándole un tinte feminista.
Podríamos concluir este resumen con la reflexión de Yasmina, recordando los consejos de su madre.- Es cierto que si no posees el poder, un simple sueño no transforma el mundo ni hace desaparecer los muros, pero te ayuda a conservar la dignidad.
Dignidad es tener un sueño, un sueño fuerte, que te dé una ilusión, un mundo en el que tengas un lugar, en el que cuando hayas de aportar sea importante.
Estás en un harén cuando el mundo no te necesita. Estás en un harén cuando lo que puedes aportar nada importa. Estás en un harén cuando lo que haces es inútil. Sólo una persona puede cambiar esa situación, y esa persona eres tú. Si plantas cara al desprecio y sueñas con un mundo distinto.
Francisco

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